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sábado, octubre 29, 2011

REFLEXION SOBRE LAS PELUQUERÍAS PERDIDAS

Los tiempos de Fígaro pasaron, dentistas, barberos y peluqueros, generalmente con vocación artística, terminaron siendo exclusivamente peluqueros, hasta que hoy en tiempo de largas pelambres hasta en los mas distinguidos representantes del establismen quienes exhiben orgullosos su peluda pelusa a flor de cuello, han caído casi en el olvido.

Otros los tiempos, cuando la reunión obligada era cada quince días para sacar la pelusa y a los treinta el riguroso corte,  oportunidad en  que el amigo reseñaba la información semanal, comentaba sobre los números salidos en la quiniela, cuya oficina administraba eficientemente, y para los entendidos hacía de vocero de los dioses.

Toda la clase dirigente de mi pueblo se cortaba el pelo con "Jopito", Juan mi amigo me dijo, "hablaba", en referencia a la capacidad de sibila que el locuaz profesional ofrecía como complemento del servicio.

Pareciera que la facultad fuera de orden universal, tal el nombre del prestigioso diario francés, que toma el nombre Fígaro, en alusión a la aptitud típica de los diarios de adelantarse a los hechos.

"Tomatillo", peluquero parlachín de la ciudad de Córdoba, con sostenida incontinencia verbal, se había traslado a trabajar a la ciudad de Nueva York, ante la dificultad de aprender el ingles y limitado por tanto en su necesaria locuacidad, decidió el retorno definitivo e irrevocable al país.

Claro no todos querían un adelanto del destino, el Presidente Sarmiento de la Argentina ante la pregunta,como le corto señor, le contestó, calladito, que la crónica señala repitió un siglo después el presidente Perón.

Otra cosa son las peluquerías de mujeres, en auge y ascenso, cuyo análisis exige mucho mas que la pocas lineas superiores, dejo el tratamiento a personas mas entendidas que tengan la capacidad para bucear sobre las consecuencias que los influyentes consejos del peluquero generan en las clientas y sus familias.

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