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jueves, febrero 09, 2012

HIJO DE CAPA VERDE

Hubo un tiempo algo lejano, pero no tanto, cuando todos éramos cazadores y pescadores, de día la caza de perdices y de noche vizcachas, felizmente éstas últimas fueron exterminadas por cuanto eran una plaga para las cosechas además de cavar profundos y peligrosos túneles en los campos, verdaderos cepos para animales y personas.

La pesca era de pejerreyes en los diferentes diques de la provincia y las truchas en los arroyos de altura.

Todos los pueblos tenían su club de caza y pesca, el nuestro llegaba mas allá, con una pedana de tiro al pichón, concurrida entonces, abandonada a la fecha, reminiscencia de la cual las palomas constituyen un verdadero flagelo en la región, que evidencia la mala puntería de los tiradores.

Como consecuencia de la guerrilla nadie mas salió a cazar, y la pesca quedó reducida a un único club en el departamento, principal beneficiada fue la fauna.
Recientemente encontré una perdiz en el parque de mi casa en región urbana, pejerreyes todavía no.

Famoso cazador y pescador era la Chancha Moyano, propietario de un restaurant parrilla “hoy hice cuatro cubiertos”, decía en alusión a los cuatro miembros de la familia que habían concurrido a comer, en cierta oportunidad me detiene en horas de la siesta cuando nos dirigíamos al club y me canta el área “che gélida manina” de La Boheme, yo soy hijo de Capa Verde me dijo.

Parece ser que Capa Verde, era un celebre bohemio de la ciudad de Córdoba, muerta la esposa sus dos hijos habían sido criados por su hermano sin hijos, casado con una maestra que era la directora del colegio al que asistí en los primeros años de mi primario.

Derrochaba alegría donde se encontraba a pesar de algunas contrariedades de la vida, como cuando se accidentó con su costoso automóvil resultando la destrucción total del mismo y no reconocido por la compañía de seguro cuyo agente era su amigo con el cual cazaba, pescaba y jugaba al billar diariamente en el club La Falda.

Estacionó su vehículo a perpetuidad en la puerta de su negocio con un cartel que señalaba el nombre de la compañía de seguro que le había negado el reconocimiento del siniestro.

Famosa es su frase con la que ponía al descubierto el rodeo o circunloquio en una conversación “Es como ir a Soto por Molinari”, mas directo era ir por Huerta Grande.

La Chancha, su auto, el club, la pesca y la caza son a la fecha apenas historia pero vaya el recuerdo de las características de un pasado reciente que he querido compartir.

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